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Nuevas formas

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Nuestra sociedad se mueve sobre unos parámetros que pretenden ser seguros y sólidos.

 

Existen mentes empeñadas en cambiar los comportamientos y las actitudes siempre con fines inconfesables para lograr objetivos ocultos a la inmensa mayoría de las gentes que se afanan por trabajar y proveer el sustento de la vida de sus familias.

 

Cada vez las familias se encuentran más atosigadas por la consecución de un estado de bienestar que parece va a ser la panacea de todos sus problemas.

 

Además esta sensación es alimentada de forma sistemática por el sistema político y los medios de comunicación sin los cuales algunas personas parece que no pueden vivir.

 

Actualmente existen varias adicciones y una de ellas y creemos que muy peligrosa es la de los “media”( medios de comunicación) que manipulan constantemente el mundo de las noticias, ofrecen los productos que quieren que consuman las personas y además les dan las pautas de comportamiento para que todo les sea más sencillo a la hora de consumir y de adoptar sus decisiones.

 

Por supuesto que el que no se da cuenta de esto está abocado a que sus valores y principios sufran tal descalabro que al término de cierto tiempo no se reconozca en el espejo.

 

Buena prueba de ello, por ejemplo, son los lamentos ante la continuas bajas que sufren los pobres inmigrantes en el paso del océano hacia El Dorado de la civilización occidental.

 

Los lamentos ante las cámaras de muchas personas que no se explican que en un momento determinado una persona haga desaparecer a otra con violencia fuera de lo común.

 

Las agresiones de jóvenes en las discotecas con resultado de muerte .

 

Las continuas muertes en la carretera a pesar de los dispositivos sofisticados que la autoridad competente dispone.

 

Este es un panorama que cualquiera de los que están leyendo este artículo puede comprobar en las pantallas de televisión, además de  la basura televisiva que ofrecen.

 

Mas nadie pone coto a este deterioro frívolo que conlleva un aspecto muy preocupante que nos conduce a un caos de nuestra civilización de forma inequívoca.

 

Se trata de la forma en que tratamos a nuestros mayores y de la forma de vida que llevamos todos.

 

¿Cómo coordinaríamos nuestros trabajos y nuestras formas de vida con la atención a los mayores que nos han dado la vida y se han preocupado durante las edades más importantes de nuestra existencia?

 

Considero que las administraciones y las entidades han realizado un esfuerzo en los últimos años pero queda algo esencial que es extender el servicio a toda la sociedad, cubrir ese servicio sin problemas y dotarle de unas programaciones adecuadas con el fin de paliar el desgaste lógico de los años por medio de un colectivo profesional especializado y debidamente remunerado.

 

A veces, cuando contemplamos tantas noticias sobre gastos presupuestarios en tantos y tantos capítulos , pensamos que las administraciones deberían verse menos el ombligo y darse menos incienso e ir a contemplar la solución definitiva de la atención a colectivos muy necesitados de soluciones y sobre todo de cariño y atención.

 

Uno de ellos es el de la ancianidad término que ha sufrido continuos cambios de denominación como si la sociedad no quisiera darse cuenta que el cuerpo envejece y que hay que mantenerlo lo mejor posible hasta que definitivamente pasemos a otra vida.

 

No es necesario afirmar que las culturas que arrinconan y desprecian la sabiduría de los que tienen más experiencia están condenadas al fracaso y a la desaparición.

 

Si no a la desaparición, sí que creo que nuestra civilización occidental se encuentra en un brete y en una dura encrucijada como nunca ha estado en anteriores momentos.

 

Estamos desaprovechando de forma rotunda la experiencia de los llamados senior o mayores, es decir, como decían los griegos, nuestros ancianos,  que solamente son válidos actualmente para que cuiden a los nietos y así salvar ese momento difícil y a veces problemático que tienen los padres actuales como es el de coordinar sus tiempos y su trabajo.

 

Los gobiernos no hacen nada por coordinar las actividades de los diversos colectivos con los horarios del trabajo, por ejemplo, y con las necesidades de atención que deben tener las familias.

 

De esa forma la infancia y la adolescencia estarían atendidas. Los padres gozarían de tiempo suficiente para comprometerse en la educación de sus hijos y no ser solamente los que contemplan paso a paso cómo se les van de las manos, merced también a una educación general propiciada por el laissez faire, laissez passer.

 

Por último, unos abuelos que serán debidamente atendidos por sus familiares y por las instituciones que tienen competencias en ello.

 

La vida es maravillosa y hay que contribuir a que no se deteriore nada más que lo imprescindible porque de lo contrario el inconsciente colectivo nos pasará factura en las próximas generaciones con el débito social que esto supone para una sociedad que desea ser moderna y vanguardista.

 

 

 

2 de agosto de 2008.

 

Alvamar 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1 comentario

GLORIA -

EMPCE HOY A LEER TUS ARTICULOS Y QUE RAZON TIENES, HOY EN DIA EL TEMA DE NUESTROS MAYORES ESTA EN EL OLVIDO Y SERIA UN TEMA FUNDAMENTAL, PUES TODOS NOS HACEMOS MAYORES