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Nuestros Mayores

Medicina sin prisas

Medicina sin prisas

Atención a los mayores

 

España cada vez tiene más personas que se encuentran en la parte alta de la pirámide poblacional y, naturalmente, necesita toda la atención social y de apoyo porque antes han contribuido con su trabajo al sostenimiento del entramado asistencial anterior.

Consideramos que el sistema sanitario español actual nlo dispone de los servicios geriátricos suficientes para la asistencia a este tipo de población.

Cruz Jenfont, jefe de geriatría del Hospital Ramón y Cajal dice: “Sólo el 10% de los hospitales españoles tienen un servicio completo de geriatría que cumpla los requisitos obligatorios, y sólo entre el 30% y el 40% tiene algún geriatra. Hay muchas diferencias entre comunidades, algunas incluso no creen en la necesidad de tener geriatras, como ocurre en el País Vasco y Andalucía”.

En este sentido tenemos que reflejar que en EE.UU. ha surgido el término “slow medicine” o medicina sin prisas que recomienda los médicos a pensar bien la aplicación a los ancianos de procedimientos y tratamientos que pueden implicar altos riesgos; en otros términos, se debe cuidar la aplicación de los medios sofisticados de la medicina altamente tecnificada en las personas de elevada edad.

En la Universidad de Dartmouth, EE.UU.,el geriatra Dennis McCullough ha acuñado el término slow en un libro “My mother, your mother” en el que “sin rechazar la tecnología dice que hay que poner en una balanza los beneficios y los daños en ancianos con salud frágil, valorarlo con calma y optar por soluciones menos invasivas”.

Antoni Salvá, director del Instituto del Envejecimiento de la Universidad Autónoma de Barcelona, afirma que “La medicina sin prisas es necesaria, pero no hay que negar el acceso de los mayores a la tecnología por el hecho de ser mayores. Una forma de actuar que también tiene su anglicismo, ageismo”.

 

“ Para este tipo de medicina ya existe una especialidad, la geriatría, y no es necesario inventarse términos”, dice también Pedro Gil, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.

Muchos ancianos en edades superiores y que están en uso de sus facultades mentales desean que no se les moleste demasiado y que se les mantenga.

Otra cosa es que el sistema sanitario español cuente con la dotación de personal y especialización necesaria para atender al creciente número de personas ancianas que tiene España.

La “medicina sin prisas” requiere más tiempo y especialistas.

El 45% de los pacientes atendidos en las consultas de asistencia primaria son pacientes mayores de 65 años.

Además pocas Facultades de Medicina tienen la asignatura de geriatría.

Los médicos que unifican son el geriatra y el médico de medicina general o médico de familia.

Los ancianos en sus domicilios que tienen un problema suelen terminar en los servicios de urgencia de los hospitales y no están demasiado bien atendidos.

Hemos sido testigos del “aparcamiento” de los enfermos ancianos en los pasillos como si no merecieran la misma atención que los demás.

Esto denota la falta de especialización geriátrica de los hospitales y del establecimiento de prioridades en las acciones que se deben emprender para realizar una exploración a un anciano porque es diferente a los demás:

Lógicamente desde nuestra óptica se detecta una falta de resolución a estos problemas por falta de voluntad de la administración.

Si dejáramos fluir el pensamiento racional tendríamos que deducir que a más personas en edades seniles debería haber más personal especializado en su atención.

Parece ser que la conclusión es que los que se dedican a la resolución de problemas administrativos, léase políticos que desean el relumbrón social, no lo han considerado necesario y lo único que dejan traslucir es su desgana y dejadez para acelerar estas prestaciones especializadas que deberían ser prioritarias en el mismo nivel que los programas de ocio       que sí preparan con más denuedo.

El voto de las personas mayores supone un fuerte índice de importancia para las ambiciones políticas de muchos. Veremos a ver si se dan cuenta que los mayores necesitan atenciones de todo tipo pero una principal es la especialización sanitaria de las dolencias propias de esta edad y una atención adecuada en tiempo y técnica a sus problemas sanitarias.

 

11-XI-08

Criticus

 

 

Nuevas formas

Nuevas formas

Nuevas formas

 

 

Nuestra sociedad se mueve sobre unos parámetros que pretenden ser seguros y sólidos.

 

Existen mentes empeñadas en cambiar los comportamientos y las actitudes siempre con fines inconfesables para lograr objetivos ocultos a la inmensa mayoría de las gentes que se afanan por trabajar y proveer el sustento de la vida de sus familias.

 

Cada vez las familias se encuentran más atosigadas por la consecución de un estado de bienestar que parece va a ser la panacea de todos sus problemas.

 

Además esta sensación es alimentada de forma sistemática por el sistema político y los medios de comunicación sin los cuales algunas personas parece que no pueden vivir.

 

Actualmente existen varias adicciones y una de ellas y creemos que muy peligrosa es la de los “media”( medios de comunicación) que manipulan constantemente el mundo de las noticias, ofrecen los productos que quieren que consuman las personas y además les dan las pautas de comportamiento para que todo les sea más sencillo a la hora de consumir y de adoptar sus decisiones.

 

Por supuesto que el que no se da cuenta de esto está abocado a que sus valores y principios sufran tal descalabro que al término de cierto tiempo no se reconozca en el espejo.

 

Buena prueba de ello, por ejemplo, son los lamentos ante la continuas bajas que sufren los pobres inmigrantes en el paso del océano hacia El Dorado de la civilización occidental.

 

Los lamentos ante las cámaras de muchas personas que no se explican que en un momento determinado una persona haga desaparecer a otra con violencia fuera de lo común.

 

Las agresiones de jóvenes en las discotecas con resultado de muerte .

 

Las continuas muertes en la carretera a pesar de los dispositivos sofisticados que la autoridad competente dispone.

 

Este es un panorama que cualquiera de los que están leyendo este artículo puede comprobar en las pantallas de televisión, además de  la basura televisiva que ofrecen.

 

Mas nadie pone coto a este deterioro frívolo que conlleva un aspecto muy preocupante que nos conduce a un caos de nuestra civilización de forma inequívoca.

 

Se trata de la forma en que tratamos a nuestros mayores y de la forma de vida que llevamos todos.

 

¿Cómo coordinaríamos nuestros trabajos y nuestras formas de vida con la atención a los mayores que nos han dado la vida y se han preocupado durante las edades más importantes de nuestra existencia?

 

Considero que las administraciones y las entidades han realizado un esfuerzo en los últimos años pero queda algo esencial que es extender el servicio a toda la sociedad, cubrir ese servicio sin problemas y dotarle de unas programaciones adecuadas con el fin de paliar el desgaste lógico de los años por medio de un colectivo profesional especializado y debidamente remunerado.

 

A veces, cuando contemplamos tantas noticias sobre gastos presupuestarios en tantos y tantos capítulos , pensamos que las administraciones deberían verse menos el ombligo y darse menos incienso e ir a contemplar la solución definitiva de la atención a colectivos muy necesitados de soluciones y sobre todo de cariño y atención.

 

Uno de ellos es el de la ancianidad término que ha sufrido continuos cambios de denominación como si la sociedad no quisiera darse cuenta que el cuerpo envejece y que hay que mantenerlo lo mejor posible hasta que definitivamente pasemos a otra vida.

 

No es necesario afirmar que las culturas que arrinconan y desprecian la sabiduría de los que tienen más experiencia están condenadas al fracaso y a la desaparición.

 

Si no a la desaparición, sí que creo que nuestra civilización occidental se encuentra en un brete y en una dura encrucijada como nunca ha estado en anteriores momentos.

 

Estamos desaprovechando de forma rotunda la experiencia de los llamados senior o mayores, es decir, como decían los griegos, nuestros ancianos,  que solamente son válidos actualmente para que cuiden a los nietos y así salvar ese momento difícil y a veces problemático que tienen los padres actuales como es el de coordinar sus tiempos y su trabajo.

 

Los gobiernos no hacen nada por coordinar las actividades de los diversos colectivos con los horarios del trabajo, por ejemplo, y con las necesidades de atención que deben tener las familias.

 

De esa forma la infancia y la adolescencia estarían atendidas. Los padres gozarían de tiempo suficiente para comprometerse en la educación de sus hijos y no ser solamente los que contemplan paso a paso cómo se les van de las manos, merced también a una educación general propiciada por el laissez faire, laissez passer.

 

Por último, unos abuelos que serán debidamente atendidos por sus familiares y por las instituciones que tienen competencias en ello.

 

La vida es maravillosa y hay que contribuir a que no se deteriore nada más que lo imprescindible porque de lo contrario el inconsciente colectivo nos pasará factura en las próximas generaciones con el débito social que esto supone para una sociedad que desea ser moderna y vanguardista.

 

 

 

2 de agosto de 2008.

 

Alvamar 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La importancia del reconocimiento

La importancia del reconocimiento

La mayoría de los seres humanos  recapacitan y reflexionan sobre su vida nada más que cuando los acontecimientos son ya inevitables.

Creo que es notable esta característica del hombre cuando considera que siempre va a ser joven, como si estuviera en una especie de nirvana permanentaste de los añose o bien se colocora delante de los ojos la venda de la irracionalidad pensando que algo o alguien va a solucionar el problema de la soledad o de la asitencia cuando ya las fuerzas se van definitivamente por el desgaste de los años.

Se trata de una especie de inconsciencia colectiva que va desde el ciudadano que critica al que, por el azar o poruqe su ambición se lo ha concedido, ocupa lugares estratégicos y posee llaves y claves que puedan solucionar problemas o bien ofrecer paliativos notables en los momentos más crudos del ser humano como son la enfermedad, la invalidez o bien la vejez.

Por eso queremos reivindicar siempre toda la máxima atención para estos momentos de la vida humana poruqe no se concibe una buena gestión administrativa institucional sin que se logre que los ingresos producidos por los impuestos de los ciudadanos repercutan en la consecución de un mejor nivel de vida y de unos cuidados sociales adecuados a los tiempos que corren.

Son nuestros niños, enfermos, imposibilitados y ancianos los que deben estar cuidados al máximo con toda serie de beneficios para que se sientan verdaderamente seguros y arropados en una sociedad que alardea de la consecución de éxitos y progresos sin cuento.

Pero contemplamos, quizás con demasiada frecuencia y reiteración, que lo que se ejecuta son parches momentáneos y muy coordinados con el beneficio político del momento y sobre todo con la imagen oportunista que pueda ofrecer el medio de comunicación correspondiente.

Creo que se ha avanzado mucho en el cuidado y atención a  las personas que lo necesitan pero debe seguir mejorando los objetivos a conseguir sobre todo en el campo de la edad de los mayores.

Los senior están pendientes de un mayor cuidado en sus necesidades.

No sólamente la ayuda y atencióN consistene en ofrecer viajes y estancias en diversos lugares del país, incluso en el extranjero, sino trambién se debe considerar que los mayores necesitan que se les reconozcan sus trabajos y su experiencia,.

Creo que en este sentido, en los lugares donde residen durante el día, en las agrupaciones culturales o de barrio y en las residencias , se debería efectuar un esfuerzo para que el mayor siguiera desarrollando sus facultades y que no se sintiera una persona que ya ha engrosado el número de los que no valen porque no se les tiene en cuenta.

Me da la impresión que esta sociedad se encuentra en un status der soberbia y que ha encontrado el camino de estrellarse por sus méritos.

Nuestros mayores pueden dar a la sociedad beneficios sin cuento, sabiduría, derroche de valores y ejemploi de trabajo y sobriedad.

Naturalmente que todo esto no se puede llevar a cabo sin un personal adecuadamente preparado y con una vocación notable.

Se trata de un personal dedicado en cuerpo y alma a rendir cariño y amor, sobre todo, a esas personas que paulatinamente se acercan a su último destino y que ya sienten que su vida carece de sentido porque se repiten momentos que ya ha conocido.

Por eso precisamente es necesario que las personas que se dediquen a su cuidado posean las cualidades que permitan desarrollar una especie de círculo de cariño y de afecto.

Y como en esta vida nada es gratuito desde hace mucho tiempo sería muy interesante que los políticos de las altas esferas consideraran que existen personas que realizan sus trabajos con abnegación y cariño y que reciben unos salarios asfixiados por las recientes subidas de precios, la inflación y la falta de revisiones salariales justas.

Resulta jocoso comprobar que los políticos que controlan las bolsas de la hacienda nacional y autonóMica siempre dicen lo mismo: " en época de vacas gordas hay que contener la subidad de los salarios porque si no se puede disparar la inflación y el dinero de los inversionistas se retira". Después también argumentan con la misma desfachatez que en época de vacas flacas " tampoco se puede subir el salario porque no hay dinero ya en las arcas de la hacienda y además el dinero de los inversionistas se ha retirado con celeridad".

Mas que casualidad también, tanto en uan época como en la otra , los salrios de los pol´ñiticos ascienden a cotas entre el veinte y el cuarenta por ciento, por ejemplo, y lo aprueban todos a una sin que por ello nos ofrezcan un espectáculo de enfrentamiento dialéctico entre los distintos credos políticos.

Por esta razón, debemos rendir tributo y a gradecimiento a numnerosos profesionales cualificados y de aquellos colaboradores voluntarios que ofrecen su tiempo a todos aquellos mayores que esta sociedad y los medios de comunicación llaman la tercera edad.

Todas las civilizaciones que han experimentado su ocaso comenzaron poor menospreciar la sabiduría de la experiencia y esta nuestra civilización tan aseada y hedonista no iba a ser menos y así le va.

Seamos optimistas y confiemos en que todo snos demos cuenta a tiempo para conseguir que no se produzca la hecatombe que se anuncia.

17-IX-2008

Alvamar

Edad de oro

Edad de oro

La edad de los mayores se ha calificado como edad de oro, tercera edad, mayores y seguramente que no terminará ahí la cuestión.

Las administraciones se preocupan más de las apariencias que de la efectividad.

El debate estaría centrado si en los medios se discutiera sobre los métodos utilizados en las residencias y en el número de ellas adecuado para que todos los ancianos, que necesiten apoyo y ayuda, sean atendidos con efectividad.

Actualmente es cierto que la pirámide demográfica se ensancha por la parte de arriba y cada vez hay menos gente en las partes que deben soportar las aportaciones para que todo el sistema se mantenga.

Sólo hay una razón esencial que debe mover a los gobiernos para que actúe de forma positiva en este campo, tanto en las organizciones de las residencias como en que haya suficiente asistencia: los mayores han mantenido el ritmo social y han aportado su esfuerzo y saber, por lo tanto las generaciones que están en plena producción deben mantener la dignidad de sus vidas.

Esperemos que sea así.

Septiembre 2007

Alvamar

Mayores

Mayores

Hacia dónde camina nuestra sociedad es una pregunta que nos podíamos plantear con más rigor.

Hay dos parámetros que pueden aportar indudablemente ciertos matices que definen claramente  lo que esperamos en estos momentos de transición hacia un nuevo tipo de comportamientos, hacia una nueva era que sin duda vamos a iniciar y cuyos prolegómenos hemos iniciado.

No de muy buena forma por cierto.

Por un lado tenemos el mundo juvenil que tratremos de analizar en otro apartado , y por otro nos encontramos ante una nueva forma de tratar a nuestro mayores, a nuestros ancianos, a todos aquellos sobre los que se ha sustentado el valor social que estamos disfrutando actualmente.

En futuros escritos abordaremos la forma en que se está tratando a los mayores en sus diversas facetas.

Sólo diremos ahora que las posiciones adoptadas ante los mayores en residencias y hospitales, en personal y `familiares , además de la administración , creemos que podría sufrir ciertas modificaciones que beneficiaran el tratamiento debido a los "artífices de nuestros días".

Septiembre 2007

Alvamar