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Bierzo

Tiempos difíciles

Tiempos difíciles Tiempos difíciles   

Un mundo actual que se agita constantemente porque no encuentra la salida a los problemas planteados por su propia maquinaria de generarlos.

 

Es curioso y hasta patético, cómo los seres humanos desperdiciamos el tiempo que se nos da  y lo empleamos con demasiada frecuencia en procedimientos que solo nos abocan al propio colapso.

 

El hombre da la impresión que está preocupado por el trabajo y el ocio exclusivamente. El trabajo parece generar riqueza y medios con el fin de adquirir sin medida objetos, cosas, propiedades, medios de disfrute pasajero, y el ocio para descansar aparentemente de tanto esfuerzo pero que se traduce en la acumulación de más cansancio y más deseos de generar más situaciones de ocio intenso.

 

Mientras tanto la tierra, el lugar donde habita el ser humano se incomoda y manifiesta su intranquilidad y su forma de protestar con alteraciones en la biosfera y en la atmósfera, a veces, de forma violenta y catastrófica, manifestando el preludio de lo que puede ser algo grave en un futuro inmediato.

 

En ese contexto de enfrentamiento entre culturas, entre pueblos de distintas creencias, en la vorágine de ambiciones de pueblos vecinos, en el ansia de imponer los criterios ideológicos o religiosos a costa de la libertad de los demás, en la intransigencia y en el maltrato, y en las veleidades de ambiciosos personajes que se erigen en orientadores del género humano, surge una voz racional y autocrítica que trata de centrar la controversia.

 

El Papa Benedicto XV, el cardenal Ratzinger, el hombre que , después de una larga trayectoria de intelectual y sesudo pensador, además de un eficiente polemista con otros credos y pensamientos, accede al trono de San Pedro, trató de centrar en su justa medida el conflicto islámico y, como es lógico y natural, siempre que existen

voces autorizadas y sinceras que analizan de forma coherente y ajustándose a la realidad histórica, tratan de ser acalladas con la infamia y el descrédito por los agentes encargados de desvirtuar la verdad.

 

El 12 de septiembre de 2006, el Papa se dirigió a los universitarios en el Aula Magna de la Universidad de Ratisbona durante su viaje por Alemania.

 Su discurso lo tituló “ Fe, razón y universidad. Recuerdos y Reflexiones”. 

Comenzó aludiendo a la labor de la universidad y a la necesidad de estudiar a Dios desde el punto de vista de la Fe y la Razón.

 

Después mencionó al profesor Theodore Khoury ( Münster) que editó un diálogo celebrado entre el emperador de Bizancio Manuel II Paleólogo, que era muy docto, y un persa culto, en el invierno del año 1931 en Ankara. El tema versaba sobre el cristianismo y el Islam y la verdad que se contenía en ambos.

 

El diálogo se detiene en la relación entre las tres Leyes: Antiguo Testamento, Nuevo Testamento y Corán.

 

El Papa hace la reflexión de querer tocar de forma marginal un argumento en el contexto de “ fe y razón” que quiere ser punto de partida para sus reflexiones posteriores.

 

En el séptimo coloquio el emperador toca el tema de la “yihad” o guerra santa y más concretamente lo que dice la sura 2, 256:

 

“ Ninguna constricción en las cosas de la fe”.

 

Está redactada cuando Mahoma era perseguido y se sentía amenazado pero que nada tiene que ver con las posteriores actuaciones de restricción y de amenaza.

 El emperador se dirige a su interlocutor y le dice: “ Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba”. 

Y sigue diciendo el Papa:

 ”El emperador explica así minuciosamente las razones por las cuales la difusión de la fe mediante la violencia es algo irracional. La violencia está en contraste con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma. "Dios no goza con la sangre; no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma, no del cuerpo.” Por lo tanto, quien quiere llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente, y no recurrir a la violencia ni a las amenazas... Para convencer a un alma razonable no hay que recurrir a los músculos ni a instrumentos para golpear ni de ningún otro medio con el que se pueda amenazar a una persona de muerte...". 
La afirmación decisiva en esta argumentación contra la conversión mediante la violencia es: no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios. El editor, Theodore Khoury, comenta que para el emperador, como buen bizantino educado en la filosofía griega, esta afirmación es evidente. Para la doctrina musulmana, en cambio, Dios es absolutamente trascendente”.En realidad, el mundo musulmán se encuentra en una tesitura de enfrentamiento y radicalismo que tiene mucho que ver con el fanatismo que el cristianismo auténtico rechaza.
Esta es la cuestión básica de las fuerzas de dominio actuales que luchan por el poder para imponerse siempre a los demás. Es notorio que la iglesia ha pedido perdón por errores manifiestos cometidos en anteriores épocas, mas lo que no es de recibo que la voz de los cristianos, la voz del Papa, se vea mediatizada por unas declaraciones, por un discurso lleno de sensatez ante intelectuales y que refleja la realidad el momento que vivimos y que por su transcendencia deseo reiterar en unas fechas en que Jesucristo sufrió también la incomprensión, la crítica, la persecución, el interrogatorio y, por último, la flagelación y la muerte.El Papa argumenta sólidamente:
"Mi intención no es el reduccionismo o la crítica negativa, sino ampliar nuestro concepto de razón y su aplicación (...) Sólo lo lograremos si la razón y la fe avanzan juntas de un modo nuevo, si superamos la limitación impuesta por la razón misma a lo que es empíricamente verificable, y si una vez más generamos nuevos horizontes (...) Sólo así podemos lograr ese diálogo genuino de culturas y religiones que necesitamos con urgencia hoy. En el mundo occidental se sostiene ampliamente que sólo la razón positivista y las formas de la filosofía basadas en ella son universalmente válidas. Incluso las culturas profundamente religiosas ven esta exclusión de lo divino de la universalidad de la razón como un ataque a sus más profundas convicciones. Una razón que es sorda a lo divino y que relega la religión al espectro de las subculturas es incapaz de entrar al diálogo con las culturas (...) En el diálogo de las culturas invitamos a nuestros interlocutores a encontrar este gran 'logos', esta amplitud de la razón".
  Esta forma racional de exponer la cuestión candente que es importante para la civilización occidental, cristiana y de cultura greco romana, ha suscitado las críticas del mundo musulmán radical y el silencio del entorno musulmán moderado, a pesar de las explicaciones ofrecidas por el Cardenal Lombardi afirmando que el Papa respeta al Islam. En el diario El Mundo se referencia lo siguiente: “El primer ministro palestino, Ismail Haniya, del movimiento islamista Hamas, ha condenado el discurso de Benedicto XVI y ha instado al Papa a "dejar de atentar" contra el Islam. 
"En nombre del pueblo palestino, condenamos el discurso del Papa sobre el islam. Sus palabras van en contra de la realidad y tocan la esencia de nuestra fe", declaró Haniya en una mezquita de Gaza. "El Papa debe revisar sus declaraciones y dejar de atentar contra el Islam, que es la religión de más de 1.500 millones de personas en el mundo", añadió.
Inaudita la aclaración de un líder que propugna la violencia y que no entiende que el diálogo es la mejor de las aproximaciones.
Benedicto XV quiso poner los puntos sobre las íes y su discurso, como todo lo que escribe y emite, quedará como una pieza importante en la historia y como una aportación a un verdadero diálogo un entendimiento de personas que practican distintas religiones y distintos enfoques de la realidad que viven. El poder y su ejercicio en realidad es lo que mueve todo lo que estamos presenciando en este comienzo de siglo que, por otra parte , no es nada nuevo en la historia de los pueblos. Cuando contemplamos en este período de Semana Santa los pasos de nuestras procesiones y comprobamos la ignominia y el sacrificio que sufrió Jesús ante el poder civil y militar del Imperio Romano y el poder religioso del pueblo dominado por éstos, algo se manifiesta en nuestro interior de forma positiva para albergar cierto optimismo ante la claudicación de muchos europeos que no se dan cuenta que nos encontramos, una vez más en la historia, ante una encrucijada importante del Occidente.Este Papa creo que ha llegado en un buen momento porque propugna el diálogo y considera que los principios de la civilización occidental deben mantenerse de forma correcta y firme , sin claudicaciones, ni intereses poco claros.De hecho los que está sufriendo en las tierras dominadas por el Islam son los cristianos que pagan con su propia sangre la irracionalidad del fundamentalismo dirigido por los imanes ultras de la religión de Mahoma que mezclan la política con la religión, los intereses económicos con la dominación del pensamiento único .Todo ello perfectamente aliñado con la inconsciencia de los mandatarios europeos que obtienen ganancias sin límites desde el punto de vista del intercambio comercial y personal.¿ Hasta cuándo resistirá este mundo globalizado solo en el aspecto de las ganancias sin límite?Esperemos que la cordura y el sosiego vuelva a las mentes de muchas gentes que han abusado del poder y de la imposición de sus criterios al resto de la humanidad.
Esperemos que encuentren en la figura del Nazareno a lo largo del año, y no solo en estas fechas, el ejemplo palpable de que con bondad y con amor se solucionan todos los problemas por muy arduos que sean.

Vivimos estos días la Semana de Pasión de la más grande injusticia que se haya cometido con un ser humano. No parece que haya bastado esto que se repite constantemente en muchos lugares del mundo semejante atropello en las carnes de muchas mujeres y hombres, abrumados por la pasión ciega del dinero, el consumo y el poder.

En este período difícil Benedicto XV ha hecho oír su voz docta y segura con valentía. Esperemos que  muchos sigan su ejemplo  y no abdiquen de su condición de cristianos y descendientes de una civilización que ha logrado cotas importantes en el desarrollo y evolución del pensamiento, de lo contrario se cumplirán los oscuros presagios que Oriana Fallacci ya apuntaba en sus escritos llenos de cordura .
                                                                                             Alvamar
                 

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