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Bierzo

Julián

Julián

Cuando se trata de escribir sobre un buen amigo puede resultar el empeño fácil o extremadamente complicado sobre todo si el interesado no está de acuerdo con lo que se trata de plasmar.

Conozco al personaje desde el principio de los tiempos en que la juventud hacía estragos en nuestras vidas.

Diversos avatares y sucesos en épocas difíciles pero a la vez interesantes, nos llevaron a considerar sobre todo que existe algo en el ser humano que es primordial: el respeto a las ideas y a las personas.

Si además eso lo mezclamos con una amistad y una dinámica que se genera por la profesión que ha desarrollado Julián, se forma una amalgama de intereses y sentimientos que ponen la marca al producto.

Julián es un tipo de persona singular porque es original en sus planteamientos como ser humano. Inquieto y divulgador que no se arredra ante nada  ni nadie, aunque el paso de los años y la experiencia acumulada le han hecho acreedor a cierta cautela y previsión.

Desde el sillón de la peluquería dicta las mejores lecciones de sensatez y sabiduría que un hombre desarrolla en la maraña de los sentimientos diversos que caracterizan  este mundo tan problemático.

La peluquería de Julián se transforma en ocasiones en un foro griego donde los debates serios y respetuosos se desarrollan en un clima de diálogo y respeto.

Todos contribuimos a ello porque sencillamente nos encontramos a gusto con Julián y sus gentes que atienden primorosamente a los clientes.

Podría estar escribiendo hasta el cansancio sobre anécdotas, hechos y otras vicisitudes que he presenciado y otras que me han contado, y que se han desarrollado en ese foro ciudadano, pero no lo debo hacer sin la aportación del protagonista al que reto desde aquí a que me haga todas las confidencias en un futuro próximo. Creo que sería un auténtico bestseller.

Sólo le pido que siga manteniendo esa forma de actuar en su vida porque los resultados positivos son evidentes.

31-X-2008

Alvamar.

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