Educación para la calidad

España está pasando por una etapa que consideramos crucial para que definitivamente se consolide como una nación con prestigio en el concierto mundial.

Para que un país pueda cumplir metas y conseguir influencia cultural en el mundo, además de ofrecer un bienestar adecuado a sus ciudadanos, debe poseer unas coordenadas educativas sólidas.

Actualmente el mundo educativo se encuentra inerme ante unos hechos que le están llevando a ocupar las cotas más bajas en el concierto mundial y europeo de las naciones en materia educativa.

Sería interesante que la clase política y a la cabeza el equipo gubernamental se sentaran de una vez por todas y no se levantaran hasta haber consensuado una Ley de Educación que asentara sus bases en la calidad , la eficiencia y la excelencia, en el respeto a la autoridad de los docentes y en la apreciación de un profesorado que es la base del entramado. Una Ley que devolviera a cada uno la función y responsabilidad que les ccorresponde y se dejara la confrontación y el adoctrinamiento político para los partidos. Una Ley que proclamara a los cuatro vientos que el trabajo dignifica y que una formación tecnológica y profesional adecuadas es tan excelente como la realización de unos estudios universitarios. Una Ley que formara unos profesores que sirvieran de punta de lanza de un cambio cultural profundo en nuestra sociedad que se conforma con el barniz que se le ofrece actualmente. Una Ley , en fin, que eludiera el sectarismo y el dirigismo de aquellos que desean que los niños sean de ellos para después dirigirlos como autómatas en una gran danza orweliana.

¿Saben que va a ocurrir cuando los cachorros de la "educación para la ciudadanía" se hagan mayorcitos? Pues que van a romper el retrato de los mayores que na parido semejante bodrio y exigiran otras actividades más rentables que el uso del preservativo y el botellón.

Octubre 207

Alvamar